silenciado); la Palabra es un testigo (qué tristemente descuidado); el trono de gracia es un testigo (con qué frecuencia desdeñado); Cristo es un testigo (cuán despreciado ha sido); el Espíritu Santo es un testigo (qué profundamente ha sido entristecido); Dios es un testigo (de qué manera más grande ha sido robado). ¡Todos ellos atestiguan contra el alma del relapso y a un tiempo todos ruegan por su regreso! El segundo paso consiste en descubrir y sacar a la luz la causa del enfriamiento del alma.
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